jueves, 23 de abril de 2015

"Gran Maestro, expulsado por hacer trampa en el baño"

El giorgiano Gaioz Nigalidze podría ser suspendido hasta por 15 años al ser hallado culpable de ayudarse con un celular durante la partida ante el armenio Tigran Petrosian.
Gaioz Nigalidze, un Gran Maestro de ajedrez nacido en Georgia, protagonizó un vergonzoso hecho en el reciente Abierto de Dubai. Durante su partida contra el armenio Tigran Petrosian -sin ningún parentesco con su homónimo, campeón mundial entre 1963 y 1969-, también Gran Maestro, fue descubierto haciendo trampa mediante un teléfono celular que tenía escondido en el baño. Según el reglamento de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), no se pueden tener teléfonos en las zonas de juego. Sin embargo, Nigalidze se las ingenió para esconder un iPhone y usar una aplicación para desarrollar su partida, hasta que fue descubierto. Cada tanto, el georgiano se levantaba al baño y siempre elegía el mismo de los cuatro cubículos. Por eso, ante la recurrencia, Petrosian solicitó al árbitro que investigara. Finalmente, se halló el dispositivo escondido bajo una pila de papel higiénico en el baño. Pese a que Nigalidze negó que el celular fuera suyo, el mismo tenía instalada una red social con su usuario. Y, al cotejar la aplicación que permitía analizar jugadas de ajedrez con el registro de la partida, las coincidencias hicieron inequívoca la conclusión de que el Gran Maestro estaba haciendo trampa. "Estaba siendo utilizada una aplicación con jugadas de ajedrez donde se detallaban recientes movimientos de su encuentro con Petrosian", detalló la organización del torneo en su página de Facebook. Nigalidze fue expulsado del torneo y recibirá una suspensión que será, al menos, de tres años, aunque podría llegar a quince. El hecho vuelve a poner sobre la mesa un tema que no es nuevo en el ajedrez. En el mismo torneo, en 2008, un jugador iraní había sido expulsado al recibir sugerencias de un espectador a través de mensajes en su celular. Mediante esta vía, en 2010, tres jugadores de la Federación Francesa habían recibido informaciones desde una computadora, lo que también les valió una sanción.
FUENTE: Clarin.com
LINK: Gran Maestro, expulsado por hacer trampa en el baño

sábado, 4 de abril de 2015

Le comparto esta nota, está muy buena:


"Cuando el genio loco no quiso jugar y perdió todo"

Aniversario. Hace 40 años, Bobby Fischer se negaba a defender su campeonato mundial de ajedrez y Anatoly Karpov era proclamado nuevo rey sin mover una pieza. Fischer no sólo perdió el título: también empezó a deslizarse en tobogán hacia la demencia.
La Guerra Fría fue un juego de ajedrez con el mundo como tablero. Y el ajedrez tuvo, en la década del 70, su propia Guerra Fría. Hace 40 años, el niño terrible Bobby Fischer, estadounidense y campeón mundial, debía defender su título contra un amenazante Anatoly Karpov, soviético y más joven. Pero el duelo nunca tuvo lugar: Fischer se negó a jugar. No sólo perdió el campeonato; también comenzó a deslizarse por un tobogán de demencia que lo alejó para siempre de las competencias. El 3 de abril de ese año, Karpov fue declarado campeón. Uno de los más brillantes ajedrecistas de la historia, Bobby Fischer había conseguido el título mundial en 1972, tras derrotar al soviético Boris Spassky. Fue el primer campeón del mundo de EE.UU., tras años de dominio soviético. Ya era una celebridad y la victoria lo catapultó al estrellato absoluto. En plena Guerra Fría, muchos quisieron vender su triunfo como una prueba de superioridad intelectual estadounidense.
Tras la última partida con Spassky, una victoria brillante con piezas negras y una variación de la defensa siciliana que nunca había usado, Fischer no volvió a jugar una competencia oficial. Se convirtió de a poco en una mezcla de producto de propaganda antisoviética y fenómeno circense que llegó a desfilar en TV junto al actor Bob Hope. Mientras el campeón soportaba la Fishermanía en su país, se resentía su preparación y su salud mental comenzaba a mostrar grietas, una amenaza para su reinado apareció en el horizonte. En 1974, un Anatoly Karpov de apenas 23 años se ganó el derecho a desafiarlo tras superar al veterano Victor Korchnoi en la eliminatoria. Karpov era joven, arrollador y tenía hambre de gloria. Contra Fischer, debía ser un match inolvidable. Entonces se planteó una discusión que aún hoy divide posturas. Unos meses antes del duelo, el vicepresidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), Fred Cramer, había propuesto que se jugara a diez victorias, con un número de partidas ilimitadas, sin tener en cuenta los empates (tablas). Y agregó que, en caso de empate en 9, el campeón retendría el título. Inmediatamente se escucharon voces en contra, con el siguiente argumento: si se mantenía esa regla, Karpov necesitaba diez victorias, pero a Fischer le bastaba con nueve. Hubo cruce de cartas, exposición de argumentos y una áspera discusión. La FIDE debió convocar a un congreso extraordinario en marzo del 75 en Holanda, donde el mundo bipolar, con su entramado de alianzas, se replicó: la Federación no aceptó la victoria del campeón en un hipotético empate en 9 puntos. Fue en una reñida votación que arrojó un resultado de 35 votos contra 32. Luego de ese congreso, ya con las reglas fijadas, llegó lo impensable. Fischer se negó a disputar el match. El 3 de abril, sin mover una pieza, el soviético Karpov fue declarado nuevo campeón mundial. En la nota de Clarín sobre el tema, el flamante rey del ajedrez mostraba pesar por la decisión de Fischer: El nuevo monarca manifestó: “No creo que Fischer estuviese en condiciones de defender su título. Han pasado tres años desde la anterior serie de partidas por el título, y en ese lapso, bastante largo, el ajedrez cambia y progresa”.
Todavía es un interrogante qué llevó realmente a Fischer a desistir de jugar el match. ¿Apego a sus convicciones sobre las reglas? ¿Temor ante la amenaza del joven Karpov? ¿La falta de una preparación adecuada? ¿Su salud mental ya resquebrajada? Fischer no sólo perdió el título en ese 1975. Al parecer, también cortó muchos de los lazos que unían su genial mente con la realidad. De hecho, desapareció abruptamente de la escena pública. Reapareció seis años después, cuando con aspecto de vagabundo fue detenido por la Policía en Pasadena, California, al ser confundido con un ladrón.
Y después... Karpov revalidó su título dos veces en sendos duelos con Korchnoi y se quitó el estigma de haber sido campeón sin jugar. En los 80, protagonizó con Garry Kaspárov un duelo emblemático de la historia del deporte. Fischer peleó contra su propia locura y cada reaparición suya estuvo teñida por la polémica. En 1992 volvió a jugar una serie de partidas contra Spassky en la Yugoslavia desmembrada y en guerra, lo que le valió una orden de captura de Estados Unidos, que le retiró el pasaporte. Paria del mundo, se asentó en Filipinas, donde cada tanto era noticia por expresiones antisemitas y antinorteamericanas. Después de una detención en Japón, en 2004, Islandia se apiadó del genio loco y le ofreció la ciudadanía. En enero de 2008 murió, a los 64 años. Sus restos descansan en una tumba austera en el sur de ese país.

AUTOR: Guillermo dos Santos Coelho
FUENTE: Clarin.com
LINK: Cuando el genio loco no quiso jugar